En esta publicación voy a escribir solamente sobre las clases virtuales, ya que hay algunas particularidades a tener en cuenta que no se dan en la presencialidad. La mitad del mundo sufre porque se perdió el contacto con otros, pero los introvertidos están en su salsa. Una de las ventajas (al menos para mí) es que estás en tu territorio, en el lugar del mundo donde “todo está bien”. Recordarte a ti mismo que estás en tu lugar puede darte más confianza en ti mismo. No es lo mismo ir a rendir un examen oral dentro de la preceptoría cuando la lluvia se filtra por el techo del aula y tienes que exponer frente a otros profesores y preceptores, donde ellos pueden estar cómodos y tú no (sí, sí… vieja anécdota). En fin, estás en tu lugar seguro, no lo olvides.

Dedica tiempo y esfuerzo a estudiar. Es verdad que a veces no nos dan suficiente tiempo para hacer las investigaciones, para redactar, para armar la presentación y además estudiar para exponer de forma oral en clase. Pero cuando sabes que conoces el tema y lo entiendes, sabes que tienes asegurado aprobar, eso debería darte tranquilidad y quitarte algo de presión. La nota con la que lo hagas es algo aparte… Céntrate en entender y aprobar. Evita estudiar de memoria, debes ser capaz de explicarlo con tus propias palabras para saber que entiendes lo que estás diciendo.

Nadie sabe lo que sientes o piensas, solo tú mismo. Las personas solo verán lo que tú elijas o puedas proyectar espontáneamente mientras expones. Estamos acostumbrados a percibir a alguien que habla rápido como una persona nerviosa, que seguramente en algún momento se va a trabar y olvidará lo que debía decir a continuación. Si estas nervioso/a, respira, habla pausado, claro y alto ¿por qué? Hablar pausado te va a dar la posibilidad de pensar bien en lo que estás diciendo y en lo que vas a decir a continuación para no perderte si te llegas a trabar en algo o si te hacen una pregunta. Hablar claro y fuerte, son cualidades que nos hacen percibir al otro como una persona segura y, por lo tanto, deducimos que es alguien que estudió. Siempre depende del profesor, pero a veces si te perciben seguro de lo que dices, no te hacen preguntas extras.

No se trata de parecer modelos salidos de una publicidad de Dior, si no de “prolijidad”. Que estés del otro lado de una cámara no significa que no se note si estás despeinado o que tu ropa esté manchada. Tengo compañeros que pareciera que cursan con el pijama puesto, el pelo revuelto y cada tanto lanzan un bostezo… A mi eso me da a pensar que no se toman las cosas en serio. Tu prolijidad y pulcritud son una forma de decirle al mundo quien eres y adonde quieres llegar, además de ser una manera de mostrarle respeto a tus profesores. En fin, verte bien y gustarte a ti mismo, es importante para proyectar confianza, futuro licenciado o técnico.

Este punto es especifico para quienes padecen ansiedad (y no, no me refiero a sentir nervios momentáneos, si no a realmente tener ansiedad). Como ya saben, si es que la tienen, pensar y memorizar cosas es demasiado complicado y se puede volver frustrante. Independientemente de que hayas estudiado lo suficiente o no, puedes arruinarlo y no vas a tener manera de probarle a un profesor que sí sabías y que sí habías estudiado. Sin embargo, algo que puedes hacer antes de comenzar a exponer es moverte. Apaga la cámara y haz ejercicio, baila, mueve tu cuerpo libremente como lo hacen los actores para entrar en calor. A mi no me gusta bailar, pero se me da bien el ejercicio. Pruébalo y luego me cuentas.

Esto depende de la carrera que estés estudiando y de la aplicación que vayas a darle cuando egreses, pero… ¿Te imaginas a un abogado penalista que sea incapaz de hablar en público? ¿A un licenciado con varias maestrías que sea invitado a dar un seminario en una institución de renombre, que no sea capaz de articular palabras frente al micrófono al ver a tanta gente mirándolo? ¿Un periodista que se quede en blanco y guarde silencio? ¿Un profesional ocupando un puesto de jefe en su área que no sea capaz de proyectar seguridad a sus subordinados cuando habla? Compañeros, aprovechemos que hoy estamos aprendiendo. Usemos las experiencias de exámenes orales para ponernos a prueba a nosotros mismos y para conocernos mejor. Hay personas que usan latiguillos al hablar cuando están nerviosos y quizás antes de exponer, ni siquiera lo sabían. Puede haber otros que hablar de corrido cuando exponen y si les hacen una pregunta, pierden el hilo de lo que estaban diciendo y luego ya no saben como continuar. Hay también profesores que van a usar ese momento  para ponerte a prueba apropósito (para ayudarte a prepararte para el futuro, no por hacerte pasarla mal) y a veces eso le baja la moral a algunos ¿tú como reaccionas ante ese tipo de presiones? Si nunca viviste esa experiencia mientras estudiabas ¿Cómo podrías saberlo? En mi opinión, es mejor saberlo y experimentarlo ahora para saber en que trabajar y que cambiar, para que cuando egrese al menos no esté desprevenida. Piensa en un examen oral como una experiencia de aprendizaje que te servirá para mejorar a futuro y te ayudará a conocerte mejor.